viernes, 3 de junio de 2022

Agradeciendo a Yehováh Dios en medio del dolor

   Llevo una semana con molestia en el área pelvica, para ser exacto desde el 25 de mayo de 2022. Hice algo que es parte de mi diario vivir, comencé a hablar con Yehováh, a lo que procedí a preguntarle que como estaba y si tenía tiempo para escucharme. Esperé un rato, organicé mis ideas y en ese momento empezamos a hablar. 

   Sé muy bien que no soy perfecto, pero su gracia me ha sostenido, antes no tenía idea de que era eso pero ahora si sé lo que es (dentro de mi capacidad humana), tómalo con calma es una inflamación, al par de horas era una punzada en el área derecha de la zona pelvica, así terminé mi turno de trabajo. 

   Seguí hablando con Dios, fui a buscar a mi hija para llevarla a una actividad a la que no fuimos, me  dispuse a descansar. Casi cuatro horas después me despierto la inflamación había cedido y la fuerza de la punzada también y el resto de mi jueves fue casi normal. Viernes me desperté con la punzada, busqué un médico y estaban de vacaciones. En horas de la tarde pensé en comprarme unos antibióticos por aquello de prevenir, logré conseguir una orden médica para un sonograma. Sábado me hice el estudio el cual tenía que buscar resultados el martes, 31 de mayo de 2022.

   Llegó el domingo había poca inflamación, pero la punzada insistente y aún así me fui a trabajar, durante el turno comenzaron los cambios. Cuando salí del turno le canté cumpleaños a mi hermana por un mensaje de voz y llegué a casa a limpiarme el sucio que había dejado un absceso al reventar, me limpio y me curo no tuve trabajo por ser día feriado lo cual descansé un "poco"...

   Seguí con los antibióticos y compré anti-inflamatorios. La inflamación iba en aumento. Llegó el martes, esa tarde tenía una actividad por la tarde con mi hija,  fuimos a la actividad y el absceso hizo un desastre. Terminó la actividad y llevé a mi hija a su casa, cuando regresé me metí a bañar y bingo el absceso reventó sin control. Coordiné con mi madre para que me llevara a sala de emergencias el miércoles por la mañana, allí todo el mundo fue a ver mi absceso debido al área donde se encuentra. Pasé un día tranquilo a pesar de todo, allí una enfermera me preguntó porque yo me veía tan tranquilo y empecé a hablarle de donde viene mi tranquilidad, la doctora también escuchó y  los pacientes de cada lado. Al salir del hospital por la tarde mi hermano me fue a buscar y me llevó a casa. 

   Él tuvo una conversación con mami y aquí viene el mensaje detrás de esta historia. "Mami yo tengo que decirte que Héctor es fuerte, porque a pesar de lo que tiene y donde lo tiene él no ha dejado de sonreír, él no ha dicho ninguna maldición, ni ha renegado, él lo único que dice es gracias, ¿cómo puede ser eso posible mami?"


  Nunca dejes de agradecerle a Dios primero y a todos los demás que de una manera u otra te dan la mano en el camino.