Esta es la medida de lo que necesitamos para echar un monte al mar y ni aún así de pequeña la alcanzamos; cuanto más difícil será si nos pidieran un saco, pero solo tiene que ser como la semilla. Dios se va a encargar de llenar vasos, romper cadenas y bendecirte sobre abundantemente; déjate caer en los brazos de Jesús y descansa.
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