Muchas veces decimos "gracias" sin sentir ni una pizca de lo que conlleva decirlo, solamente lo expulsamos fuera de la boca por cumplir, pero quien lo recibe sufre algo hermoso en su vida. Hasta el más amargado siente algo en su interior.
Vamos a cambiar unas cuantas cosas de nosotros. Y vamos a comenzar diciendo "GRACIAS" desde la boca del estomago, luego busquemos en nuestra memoria un momento agradable con alguien o algo y di "GRACIAS" de la misma manera. Ahora se va a complicar, busca el recuerdo más triste que puedas soportar y dale "GRACIAS" a Dios por permitir que eso haya ocurrido en tu vida. Trata de recordar a esa persona que te hizo un gran mal y dile "GRACIAS" a Jehová por permitirte aprender de esa lección. Ahora bien, busca y encuentra el recuerdo más desgarrador que hayas vivido y di "GRACIAS" Jesús porque soy tan "mal agradecido" que pienso que todo lo malo me ocurre a mi y fuiste Tu quien llevó mí dolor, enfermedad y pecado sobre tus hombros hasta tu muerte y muerte de cruz.
Permíteme "agradecerte" por compartir estas palabras contigo. Bendecidos.
lunes, 14 de julio de 2014
¡Gracias! - Parte III
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